Son pocos los recursos emocionales que ayudan a las mujeres que afrontan el reto de la maternidad. Culturalmente aprendemos que por ser el ser biológico preparado para ello, todo lo demás saldrá por default. Sin embargo, hay mujeres que viven en silencio el reto de sanarse. Y un gran paso para ello es recuperar la conexión con la ternura, el autocuidado.
¿Qué nos pasó que olvidamos algo tan escencial?
El hacerlo nos ayuda a abrazar nuestra propia historia y finalmente abrazarnos a nosotras mismas. Recuperar la capacidad de reconocernos, de vivir con más espontaneidad y frescura, aprendemos a cuidar y amar en la misma medida que lo hacemos con nosotras mismas.